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Fregaderos de Granito: La Elección Perfecta para tu Cocina

Los fregaderos de granito son una solución duradera y elegante para cualquier cocina moderna. Fabricados a partir de un material compuesto, generalmente una mezcla de partículas de cuarzo o granito y resina acrílica, ofrecen una resistencia superior y una estética impecable. Este tipo de fregadero combina la robustez de la piedra natural con la versatilidad del diseño, permitiendo una integración perfecta con la encimera. Marcas líderes como Franke, con su material Fragranite, y Blanco, con Silgranit, ofrecen una amplia gama de modelos que se adaptan a cualquier estilo y necesidad. La composición única de estos fregaderos garantiza no solo durabilidad, sino también una superficie higiénica y de fácil mantenimiento.

Características y Ventajas de un Fregadero de Granito

La elección de un fregadero de granito aporta múltiples ventajas en términos de funcionalidad y diseño. Su estructura compacta y no porosa lo convierte en una opción superior en comparación con otros materiales como el acero inoxidable, especialmente en cuanto a resistencia y apariencia. Estos productos están diseñados para soportar el uso diario intenso, manteniendo su estado original durante años y extendiendo su vida útil en la cocina.

  • fabricados con aproximadamente 80% de partículas de cuarzo y 20% de resina acrílica de alta calidad,
  • resistentes a altas temperaturas hasta 280 °C, ideales para colocar ollas directamente del horno,
  • superficie altamente resistente a golpes, abrasión y arañazos en la zona de trabajo,
  • disponibles en diversos acabados desde mate sedoso hasta superficies con ligero brillo,
  • amplia gama de colores que incluye tonos neutros y colores intensos para combinar con cualquier mueble de cocina,
  • diferentes opciones de tamaño y formas para adaptarse a todo tipo de espacios.

Tipos de Instalación para Fregaderos de Granito

La selección del tipo de instalación es clave para definir la estética final y la funcionalidad del espacio de trabajo en la cocina. Los fregaderos de granito ofrecen diversas posibilidades para adaptarse al diseño del mueble y la encimera, asegurando una integración perfecta y un acabado profesional. La anchura del mueble es un factor determinante para la elección del sistema de montaje.

Instalación sobre encimera

Este es el método de instalación más tradicional. El fregadero se coloca desde arriba en un orificio previamente cortado en la encimera, y sus bordes reposan sobre la superficie. Es una opción versátil y compatible con la mayoría de los materiales de encimeras, desde laminados hasta piedra natural. A menudo incluye un juego de válvulas y desagüe que complementa el precio final del producto.

Instalación bajo encimera

La instalación bajo encimera o de encastre bajo plano crea una superficie de trabajo lisa y continua, ya que el fregadero se fija por debajo de la encimera. Este sistema facilita la limpieza, porque permite arrastrar restos de alimentos y líquido directamente al seno del fregadero sin obstáculos. Aporta un toque de elegancia y modernidad a la cocina y ofrece más posibilidades para incluir accesorios como una tabla de corte o bandeja escurridor.

Mantenimiento y Limpieza del Fregadero de Granito

El mantenimiento de un fregadero de granito es sencillo gracias a las propiedades de su superficie. La limpieza regular previene la acumulación de suciedad y mantiene la apariencia del material. A diferencia de otros materiales, su baja porosidad impide que las bacterias y las manchas penetren en la estructura, una ventaja importante para mantener la higiene en la parte de la cocina donde se manipulan alimentos.

Para la limpieza diaria, basta con usar una esponja o un paño suave con agua y un poco de jabón neutro. Después de limpiar, es recomendable secar la superficie para evitar la formación de manchas de cal, sobre todo en zonas con agua dura. No se deben usar sustancias abrasivas que puedan dañar el acabado.

Las manchas persistentes, como las de café o vino, se pueden eliminar aplicando una mezcla de bicarbonato de sodio y agua. Se deja actuar la pasta durante unos minutos y luego se frota suavemente con una esponja no abrasiva. Aclarar con abundante agua asegura que no queden residuos que puedan causar problemas a largo plazo.